La pandemia de COVID-19 nos ha puesto a prueba; reflexionamos sobre sus efectos nocivos sobre los ODS y las oportunidades que se abren.
Echando un poco la vista atrás sobre los últimos tiempos es inevitable reflexionar sobre la dichosa pandemia y sus efectos en nuestras vidas. Efectos sanitarios, pero también sociales, laborales y, por supuesto, ambientales. El titular es claro: hemos sufrido un duro revés en nuestro camino hacia la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.
Sin embargo, al mismo tiempo estamos ante una oportunidad de oro para cambiar de rumbo y hacer la famosa nueva normalidad más sostenible que la vieja. Es la ocasión de replantearnos nuestras conductas como individuos y como sociedades. Y para ello, podemos emplear como baremo los ODS, que para Residus Cirera son una especie de brújula a largo plazo.
Los reveses: récord de emisiones, mascarillas a gogó
El golpe ha sido duro. Desigualdad, dificultad de acceso a recursos y servicios y, en lo que nos toca más de cerca, récord de emisiones de CO2. Algo sobre lo que pensar, desde luego, teniendo en cuenta el frenazo económico… Probablemente tenga que ver con esa bipolaridad que nos ha llevado a consumir a domicilio más que nunca.
A nivel de desechos sólidos, las mascarillas son el símbolo de la “vieja escuela” del usar y tirar del que no terminamos de deshacernos… La mascarilla nos sirve como metáfora de ese comportamiento bipolar, que nos hace querer protegernos a nivel individual y a corto plazo, olvidándonos del nivel colectivo y el largo plazo. ¡Ahí está la trampa!
La oportunidad: una nueva normalidad sostenible
Como especialistas en la gestión y tratamiento de residuos sabemos que se impone un cambio de rumbo, y creemos que la era pos-COVID-19 puede ser el revulsivo que necesitamos como sociedad para darnos cuenta de que el cambio es posible y que está en nuestra mano: instituciones de gobierno, organizaciones civiles, empresas y todos y cada uno de nosotros.
Sería arriesgado decir que lo peor ha pasado, y una temeridad afirmar que tenemos la solución. Pero estamos convencidos de la suma de los pequeños gestos marcará la diferencia. Una gestión de residuos eficiente es parte de la solución y de unos planteamientos económicos y sociales más esperanzadores.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible siguen estando ahí y, al menos por nuestra parte, estamos decididos a alcanzarlos. Hemos de hacer de la necesidad una virtud y dar muestra de resiliencia sabiendo recuperar la compostura y reorientando la situación hacia donde nosotros queramos, de manera consciente y responsable. ¡Nos estamos jugando el futuro!
¿Tienes un residuo difícil de gestionar?
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