Acaba de ver la luz el anteproyecto de ley que culminará con la erradicación del amianto. Pero hay un largo y complejo camino por delante
O eso esperamos todos. Porque hablamos, según fuentes médicas, de más de 100.000 fallecimientos al año en todo el mundo explicados por la exposición a este material que hizo furor en la construcción en la segunda mitad del siglo XX, a pesar de ser bien conocida su nocividad. De hecho, se prohibió su instalación en la Unión Europea en 2005 (en 2001 en España).
No vamos a entrar en el triste detalle de la lentísima iniciativa de entidades públicas y organizaciones privadas para erradicar una amenaza literalmente mortal cuya existencia se conoce de manera cierta desde hace décadas, y de la que hay datos de época romana. Nos quedamos con que, tras las recientes auto enmiendas, ya tenemos el anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados.
Aunque la ley cubre un amplio espectro de circunstancias, resulta esencial conocer la normativa sobre la prevención y reducción de la contaminación del medio ambiente producida por el amianto (cuyo núcleo estará en el artículo 30), así como los criterios de identificación, manipulación, retirada y eliminación.
El último matiz introducido en el anteproyecto modifica la fecha en que todo ayuntamiento de España deberá contar con un censo de emplazamientos de amianto en su jurisdicción y un calendario de eliminación: del 1 de enero de 2023 a “un año desde la entrada en vigor de la norma”. Confiamos en que eso signifique antes, no después, de esa fecha.
Más complicado de lo que parece
Hay un aspecto que nos toca de lleno como gestores de residuos especializados en residuos industriales y de la construcción. Muchas voces, por ejemplo, desde el Grupo por la Ley Integral del Amianto (aquí tienes su manifiesto), claman sobre lo mal que se han estado haciendo las cosas hasta ahora en cuanto a la retirada del amianto se refiere.
Buena parte de ese material se ha retirado mezclado con otros escombros y ha ido a parar directamente a las escombreras. En consecuencia, los áridos reciclados sin control mecánico ni químico podrían contener amianto. Por ello, piden una certificación rigurosa para las empresas que se ocupen de retirar y eliminar dicho amianto.
Teniendo en cuenta que la exposición al amianto tanto para usuarios como para trabajadores resulta altamente dañina, somos los primeros interesados en que se ponga todo el rigor en el control de los emplazamientos y en su desmantelamiento seguro. Apostamos, como siempre, por un tratamiento de residuos eficaz. ¡Nos va mucho en ello a todos!
Cuenta con Residus Cirera para la retirada y consúltanos como puedes pedir la subvención para la retirada de amianto.
¿Tienes un residuo difícil de gestionar?
¡TE AYUDAMOS!